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Día Mundial de la Visión

El farmacéutico comunitario, en su labor asistencial habitual, resuelve numerosas consultas sobre patologías oculares e informa a los pacientes sobres la utilización de medicamentos por vía oftálmica.

Cada segundo jueves del mes de octubre se celebra el Día Mundial de la Visión con el objetivo de sensibilizar sobre la discapacidad visual e informar de las opciones para mantener una adecuada salud ocular. El farmacéutico comunitario, en su labor asistencial habitual, atiende numerosas consultas de los pacientes sobre patologías oculares.
 
Entre las más frecuentes cabe destacar:

  • Conjuntivitis: es una inflamación de la conjuntiva producida por una infección (bacterias, virus, hongos, clamidias, etc.), alérgenos (pólenes, fármacos, etc.), irritantes físicos y/o químicos. Es una inflamación ocular muy común, de carácter benigno, generalmente bilateral, sin dolor, que se manifiesta con incomodidad, y no existe afectación pupilar ni disminución de la visión. Cursa con inyección conjuntival, secreción moderada o abundante, ausencia de dolor, prurito ocular, sensación de cuerpo extraño y leve fotofobia. Supone entre el 30 y el 90% de los procesos oculares y, generalmente, se trata de procesos autolimitados.
  • Blefaritis: es una inflamación que se produce en el borde de los párpados con localización global o parcial. Suele manifestarse con hiperemia, engrosamiento, inflamación de la conjuntiva y formación de escamas o costras (blefaritis seborreica) o de úlceras superficiales (blefaritis ulcerativa). También hay pérdida e inversión de la posición habitual de las pestañas, que se dirigen hacia la córnea.
  • Orzuelo: es una infección aguda localizada en el párpado o en el borde palpebral. Suele presentarse con una sintomatología caracterizada por edema, calor, rojez y molestias oculares. Aparece un absceso que se reabsorbe o drena hacia el exterior espontáneamente.
  • Glaucoma: se produce por un aumento de la presión intraocular producida por la evacuación anormal del humor acuoso que tiene como consecuencia lesiones en las fibras ópticas y que provoca pérdida de la agudeza visual y, en algunas ocasiones, ceguera.
  • Presbicia: es una palabra derivada del griego que significa “ojo viejo”, y denomina a la pérdida progresiva del poder de enfoque del cristalino, relacionada con la edad y que ocasiona dificultad para ver los objetos cercanos. Es, por tanto, una condición fisiológica, y no patológica, y la edad de aparición más frecuentes es entre los 40 y los 50 años de edad. Se caracteriza por fatiga ocular, dolores de cabeza, dificultad para ver de cerca al leer, escribir o coser, necesidad de mayor iluminación para ver nítidamente, necesidad de quitarse las gafas para poder ver de cerca o dificultad para enfocar de un objeto a otro.
  • Ojo rojo: puede deberse a un amplio grupo de enfermedades referidas al polo anterior del ojo, como pueden ser una conjuntivitis, una queratitis, una uveítis, una hemorragia conjuntival o incluso un glaucoma agudo. En cualquier caso será necesario descartar problemas graves que requieran la revisión urgente del especialista.

Por otra parte, el farmacéutico interviene en la dispensación y el seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos oftálmicos prescritos. Asimismo, informa a los pacientes sobre la administración de los medicamentos por vía ocular:

Colirios

Los colirios son disoluciones o suspensiones estériles acuosas u oleosas, de uno o más principios activos, destinados a su instilación en el ojo. Al ser líquidos estériles los colirios se contaminan fácilmente si el manejo no es correcto. Una vez abiertos los colirios tienen una caducidad de un mes, por lo que hay que estar especialmente atentos o usar monodosis. Una de las primeras precauciones que debemos tomar a la hora de administrar un colirio es evitar que se contamine, por lo que es recomendable lavarse siempre las manos antes de manipular estos medicamentos. Para facilitar la aplicación del colirio, lo adecuado es bajar el párpado inferior, depositando las gotas en la cavidad que se forma. Ayuda en el procedimiento el inclinar la cabeza un poco hacia atrás y hacia el lado del ojo donde se administrarán las gotas. Para evitar la contaminación del medicamento, es importante que la punta del aplicador no entre en contacto con ninguna superficie del ojo. A la hora de utilizar un colirio es también fundamental aplicar el número exacto de gotas prescritas, y a continuación parpadear un par de veces para extender las gotas por toda la superficie ocular. Se aconseja que posteriormente se cierren los ojos durante unos minutos, para limpiar el exceso de líquido que pueda derramarse. Si se necesitase aplicar un segundo colirio, es mejor esperar unos minutos para que se pueda absorber correctamente el primero. Con todas estas precauciones, conseguiremos unas óptimas condiciones para que el medicamento pueda desarrollar plenamente la acción esperada.

Baños oculares

Los baños oculares son disoluciones acuosas estériles, destinadas a lavar o bañar el ojo o a impregnar los vendajes que se apliquen al ojo.

Están indicados en el tratamiento de infecciones, procesos inflamatorios o, simplemente, para eliminar de la superficie ocular contaminantes o cuerpos extraños. Se utilizan, también, en la preparación previa a la intervención quirúrgica. En general, no se utilizan fármacos muy activos en baños oculares. Suelen ser soluciones antisépticas o suero fisiológico.

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos, así como en la educación en la salud.
 
 

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