Durante la jornada informativa se aclararon por parte del ponente algunos mitos de esta patología que, a día de hoy, registra a unos 170.000 españoles contagiados y de la que se diagnostican 3.000 casos nuevos cada año. El doctor Kindelán aclaró, en primer lugar, que “las personas con VIH no pueden infectar a otras durante la práctica de sus actividades sociales cotidianas, dado que este virus solo puede transmitirse por determinados fluidos corporales de una persona que entren directamente en otra”.
Con este asunto aclarado, el ponente pasó a exponer brevemente el largo recorrido de las investigaciones, llevadas a cabo durante las últimas décadas, para conseguir un tratamiento eficaz. Fue en el año 1996 cuando aparecieron los nuevos medicamentos antirretrovirales que han conseguido bajar las altas tasas de mortalidad y controlar la trasmisión de esta patología, “salvo en los casos de trasmisión sexual, principal causa del 80% de los casos diagnosticados”.
En cuanto a los objetivos actuales, se prevé que el paciente sea diagnosticado de forma precoz para que la administración del tratamiento se aplique de forma rápida, conseguir una bajada significativa de la transmisión y poder lograr una reconstitución inmune completa”, apuntó el galeno.
Sobre las características de los fármacos actuales contra el VIH, se aclaró que a pesar de que poseen unas altas tasas de eficacia, presentan escasas interacciones con otros medicamentos y una casi nula presencia de efectos secundarios a corto plazo, “sí se sigue luchando con los efectos a largo plazo como son la coinfección por el virus de la hepatitis C, los trastornos metabólicos o los daños en el riñón que crean”, según el ponente. Por último, el doctor Kindelán dio unos últimos apuntes sobre esta patología y quiso dejar patente que “aunque el tratamiento ha supuesto un gran cambio, la infección aún no está controlada” y añadió que “esta enfermedad no es sinónimo de marginalidad y un infectado puede su vida social con total normalidad”.