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INTOLERANCIA A LA LACTOSA

En la mayoría de los casos resulta innecesaria la eliminación completa de la lactosa de la dieta, ya que los síntomas dependen generalmente de la cantidad de lactosa ingerida.

       La lactosa es el azúcar que se encuentra en la leche y sus derivados. Está formado por una molécula de glucosa y otra de galactosa, y una vez ingerido no puede ser absorbido en el organismo como tal, sino que necesita ser "fraccionada" por la enzima lactasa.

       Una deficiencia de lactasa, provoca una proliferación bacteriana y la producción de determinadas sustancias orgánicas, lo que origina el aumento del peristaltismo y como consecuencia una diarrea acuosa con heces ácidas, típicas de la mala absorción de lactosa.

       La lactosa se encuentra en la leche humana, de vaca, de cabra y en sus derivados. El suero de la leche contiene toda la lactosa y la cuajada, solamente la cantidad debida a contaminación por suero.

       La mala absorción de la lactosa puede tener diversas causas:

  • Deficiencia primaria de lactasa.
    • Congénita de inicio precoz, tras las primeras tomas de leche del lactante.
    • Congénita de inicio tardío, a los 3-5 años y persiste durante la vida adulta.
  • Deficiencia secundaria de lactasa.
    • También puede aparecer una intolerancia a la lactosa después de la agresión de la mucosa por virus como el rotavirus, por una gastroenteritis bacteriana, por parásitos o por una agresión secundaria a otra enfermedad intestinal tipo, intolerancia al gluten o a las proteínas de la leche de vaca. Debido a cualquiera de los cuadros precedentes, se produce una disminución de la actividad de la enzima lactasa y se debe instaurar una dieta de disminución o exclusión de lactosa hasta que se solucione el origen de la patología gastrointestinal (3-8 semanas).
  • Hipermotilidad intestinal. Un tránsito acelerado en el intestino impide la correcta degradación de la lactosa, apareciendo entonces algunos de los signos de intolerancia a la lactosa.

Dieta baja en lactosa

       La mayoría de la población presenta una buena tolerancia a la lactosa. En caso de intolerancia, los síntomas más frecuentes son: flatulencia, distensión, calambres y diarrea, y se suelen evitar con una dieta baja en lactosa.

       En la mayoría de los casos resulta innecesaria la eliminación completa de la lactosa, ya que los síntomas dependen, generalmente, de la cantidad de lactosa ingerida. Cada individuo tiene una dosis umbral por debajo de la cual no aparecen.

       Pero la lactosa está incluida en algunos alimentos elaborados sin que podamos siquiera intuir su presencia, porque se utiliza como agente edulcorante debido a que no resulta cara de preparar y su sabor no es demasiado dulce, todo esto complica el hecho de llevar una dieta restringida en lactosa.

       La leche es un alimento extraordinario y contiene otros elementos, además de la lactosa, por lo que, cuando se impone una restricción de lactosa y se deja de tomar leche, se están eliminando, a su vez, muchos nutrientes; sin embargo, con la excepción del calcio, la mayoría de nutrientes pueden obtenerse del resto de alimentos de una dieta equilibrada.

       El paciente medio con intolerancia a la lactosa presenta sintomatología tras la ingesta de 12 g. de lactosa, contenido aproximado de un vaso de leche de 400 ml. Puede tolerarse una mayor cantidad de lactosa cuando se ingiere con otros alimentos que retrasen el vaciado gástrico. Aunque algunos pacientes son sintomáticos después de una ingesta de 3 g. de lactosa; estos enfermos procurarán evitar alimentos que contengan incluso pequeñas cantidades de lactosa. Se ha observado una gran sensibilidad a pequeñas cantidades de lactosa, en pacientes que presentan simultáneamente deficiencia de lactasa y síndrome del colon irritable.

Fórmulas sin lactosa para lactantes.

       En las fórmulas infantiles derivadas de la leche de vaca y adaptadas a las necesidades de los bebés, se sustituye la lactosa por otros hidratos de carbono como la dextrinomaltosa, polímeros de glucosa y sacarosa.

       Excepto por la ausencia de lactosa, las fórmulas para lactantes sin lactosa, deben cumplir las recomendaciones de los comités de nutrición pediátricos (AAP, 1976; ESPGAN, 1977; 1981; 1991) respecto a la densidad calórica, osmolaridad, reparto y calidad de macronutrientes, minerales, electrolitos y vitaminas.

       Debido al efecto beneficioso de la lactosa sobre la absorción del calcio y magnesio, las fórmulas sin lactosa, deben mantenerse solamente de manera transitoria, hasta que se recupere la actividad enzimática. En nuestro país estas fórmulas se utilizan para tratar diarreas agudas o prolongadas, vómitos y cólicos.

• Más información: Espacio de Dietoterapia en www.portalfarma.com

Fuente: C.G.C.O.F.

 
 

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