Existen dos medidas en Salud Pública que han tenido un extraordinario impacto en la salud de los ciudadanos del mundo a lo largo de los años: la potabilización del agua y la vacunación. Ambas han contribuido a salvar millones de vidas y a mejorar la morbimortalidad de la especie humana.
Globalmente, las vacunas han erradicado totalmente la viruela y prácticamente han acabado con la poliomielitis, así como han permitido controlar el sarampión y el tétanos neonatal. Actualmente hay más de 190 países libres de poliomielitis en el mundo y la enfermedad sólo existe en alrededor de 20 países en vías de desarrollo localizados en Asia y África. Desde 1988 el número de casos declarados de poliomielitis por la OMS se ha reducido en un 99%. En ese mismo año se declararon 35.000 casos de poliomielitis, mientras que en el año 2000 solo se registraron 3.000 infecciones por poliovirus en todo el mundo. Las vacunas han supuesto, por tanto, una auténtica revolución en el curso de la enfermedad y constituyen una de las mayores aportaciones humanas y sociales de la investigación farmacéutica.